miércoles, 15 de abril de 2009

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Així comença...

Luego la veía; los brillantes cuernos impalpables de la mañana, del sol, se llevaban la niebla y la descubrían, firme sobre las cuatro patas, rubia, nacarada por el rocío, en la corriente dividida del vado, resoplando en el agua con el aliento denso, cálido, pesado, cargado de leche; y tumbado sobre la hierba empapada, los ojos cegados ahora por el sol, ondulaba el cuerpo ahora débilmente de muslo a muslo, dejando escapar unos suaves gemidos, roncos y apagados, por no poder unirse con ella ni por la mañana ni por la tarde ni por la noche.

I així acaba...

Cuando llega junto a ella ya ha empezado a acostarse: primero las patas delanteras, luego las traseras, descendiendo en dos etapas distintas al flujo ya agotado de la noche, acurrucándose otra vez en el nido del sueño, convertida en perfume esencial de la hembra eterna. Los dos yacen juntos.

El més intens mai.

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