
- Oh, no, no me regañes -gimió Irene, y apoyó la cabeza en el hombro de su marido-. Todos estuvieron peleando. Preocupados por el dinero. La madre de la señora Hutchinson está muriéndose de cáncer en Florida, y no tienen dinero para enviarla a la Clínica Mayo. Por lo menos, eso dice el señor Hutchinson. Y una mujer de este edificio tiene un asunto con el ayudante del portero..., con ese horrible individuo. Es tan repugnante. Y la señora Melville está enferma del corazón y el señor Hendricks perderá el empleo en abril y la señora Hendricks está reaccionando horriblemente ante la situación y esa muchacha que escucha el Vals del Misuri es una prostituta, una vulgar prostituta, y el ascensorista tiene tuberculosis y el señor Osborn estuvo pegando a la señora Osborn. -Gimió, tembló conmovida por el pesar, y con el canto de la mano contuvo el flujo de lágrimas que le corrían por la cara.