martes, 27 de mayo de 2008

nothing but green lights


I can see your eyes from here I cant see anything in between Everything I thought I ought to know about you has vanished

viernes, 23 de mayo de 2008

benzina

A dos quarts de dues mira l'esquena de la noia, ampla. A tres quarts i mig, la cintura, estreta. A mig quart de tres, la ratlla d'ombra ente totes dues natges. A dos quarts, el triangle de blancor que (pensa a tres quarts) és l'ombra en negatiu de l'eslip que deu dur quan es bronzeja amb una bombeta d'infrarojos, o (pensa a les tres) a la neu. A un quart i mig de quatre pensa que potser encara li dura de l'estiu. A dos quarts, no comprèn com ha pogut estimar mai un ésser així, ni cap de semblant, ni cap persona, ni ningú, ni res. A tres quarts pensa que, de fet, a l'Herundina l'ha desitjada i prou.

jueves, 22 de mayo de 2008

miércoles, 21 de mayo de 2008

final

Heaven, Im in heaven
And my heart beats so that I can hardly speak

Final 1 Final 2

lunes, 19 de mayo de 2008

viernes, 16 de mayo de 2008

martes, 13 de mayo de 2008

estrella distante

Érase una vez un niño pobre de Chile... El niño se llamaba Lorenzo, creo, no estoy seguro, y he olvidado su apellido, pero más de uno lo recordará, y le gustaba jugar y subirse a los árboles y a los postes de alta tensión. Un día se subió a uno de estos postes y recibió una descarga tan fuerte que perdió los dos brazos. Se los tuvieron que amputar casi hasta la altura de los hombros. Así que Lorenzo creció en Chile y sin brazos, lo que de por sí hacía su situación bastante desventajosa, pero encima creció en el Chile de Pinochet, lo que convertía cualquier situación desventajosa en desesperada, pero esto no era todo, pues pronto descubrió que era homosexual, lo que convertía la situación desesperada en inconcebible e inenarrable.

sábado, 10 de mayo de 2008

martes, 6 de mayo de 2008

random rules


In 1984 I was hospitalized for approaching perfection.
Slowly screwing my way across Europe, they had to make a correction.


kolimá

A los trabajadores no se les enseñaba el termómetro, aunque tampoco hacía falta: había que salir al trabajo cualesquiera que fueran los grados. Por lo demás, los viejos del lugar calculaban casi con exactitud el frío sin termómetro alguno: si había niebla helada, quería decir que fuera hacía cuarenta grados bajo cero; si al expulsar el aire este salía con un silbido pero aún no costaba respirar, significaba que hacía cuarenta y cinco grados; pero si la respiración era ruidosa y faltaba el aire, entonces era que estábamos a cincuenta grados. Por debajo de los cincuenta y cinco un escupitajo se helaba en el vuelo. Los escupitajos se helaban en el aire hacía ya dos semanas.

domingo, 4 de mayo de 2008